viernes, 14 de enero de 2011

Y... ¿quién está informado?

Después de mi primer artículo me viene a la cabeza esta pregunta porque, en realidad, ¡es tan difícil estar realmente informado de algo! De cualquier acontecimiento en el que no hayamos estado presentes, sólo podemos saber lo que alguien nos quiera contar. En realidad, ni siquiera podemos ser conscientes de todos los matices de un suceso ocurrido en nuestra propia presencia, no manejamos todos los datos ni sabemos qué trascendencia tiene cada acontecimiento para cada persona.

La vez que más me ha impactado el tener consciencia de esto fue al cabo de los años de la apertura de las fronteras dentro de la Unión Europea. Yo en su momento lo viví como un gran logro, una feliz noticia, un avance sin precedentes, y sobre todo viviendo en Badajoz, ciudad en la que estamos muy acostumbrados a ir al extranjero. Nos evitábamos el parar en la frontera, el “¡ya me he olvidado el carnet en casa!”, el contar los kilos de café que habíamos comprado, … En fin, desaparecieron un montón de pequeñas molestias.

Pues pasados los años, un compañero vigilante de seguridad me contaba su historia. Él tenía un trabajo de administrativo en una empresa que se dedicaba a los temas de aduana y similares. Todo le iba viento en popa hasta que, ¡ay!, se abrieron las fronteras. De pronto había mucha gente que sobraba. Fueron miles los puestos de trabajo que se perdieron, entre ellos el suyo. De pronto te ves obligado a empezar de cero, te quedas sin nada, para ti ha sucedido una tragedia.

En su momento en las noticias no creo que nadie hablara de ello, o al menos yo no lo recuerdo. Todo el mundo estaba exultante con la apertura de las fronteras y, si lo dijeron, seguro que fue de forma que el dato no se notara mucho, no era cuestión de ensombrecer la noticia (todos hemos leído algún correo de esos en los que está demostrado que el cerebro pasa por alto sistemáticamente alguna palabra y cosas similares). Y pensándolo ahora, me resulta curioso que viviendo en una ciudad protagonista de la noticia, no fuera consciente de todas las consecuencias que acarreaba, tanto las positivas como las negativas.

Resumiendo, que creo que no solo yo que sólo veo Clan TV (¡qué chuli es no tener publicidad!) estoy desinformada, si no que es muy difícil el poder afirmar “Estoy informado”, ya que sólo podremos saber aquello que quieran que sepamos. A este respecto me han gustado mucho las entradas del blog de un compañero de carrera, cuyo enlace incluyo aquí: http://desinformacionysociedad.blogspot.com/.

Él en su blog reflexiona sobre todo acerca del fenómeno tan curioso que vivimos hoy día: un gran volumen de información disponible y poca capacidad para asumirla. Unos ejemplos muy corrientes de ese fenómeno y que a mi me traen de cabeza son las fotos y la música. Adoro ambas cosas, pero tengo tanto de ellas que no soy capaz ni de saber lo que hay: respecto a la música, al final termino poniendo la radio para que otro decida por mi que canción escuchar, cosa que no he hecho jamás. Y con las fotos... ¡vaya tela con las fotos! Cada vez que conecto la cámara al ordenador... “Descargando imagen 31 de 653” (sin exagerar). Sí, sin exagerar y sin más comentarios.

4 comentarios:

  1. Va contra natura el exceso de información, y está por encima de nuestras posibilidades manejar todos los puntos de vista. Eso sólo está en manos de Dios, si es que existe. Creo que ahondando en esto que dices es por lo que llegó Descartes a lo de la duda metódica, ¿o no?.

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  3. Es difícil asimilar la que nos está cayendo. No hay capacidad humana que pueda absorber tanto líquido informativo, nos dejamos empapar de quizá lo que no debemos y se nos escapa lo realmente relevante. Internet no tiene fronteras, somos nosotros los que debemos ponérselas. Me parece muy interesante esta reflexión.

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  4. Yo creo que, además de haber mucha información, las altas esferas tienen una capacidad increible para dirigirnos en esa busqueda, y en que creer.
    Una de sus armas es el miedo. Funciona que te cagas.
    Aparte de esto, hay un comentario extendido por toda la población. "El funcionario no quiere trabajar". Me matan cuando oigo eso.
    Mi reflexión al respecto es la siguiente:
    En su día, el partido de turno dijo que sacaría 100.000 plazas de funcionarios. Y más, y más funcionarios.
    Qué pasa cuando el ciudadano oye eso?. Anda, vamos a votar a estos que sacan plazas fijas.
    Con eso se aseguran más votos. Sólo piensan en eso.
    Pero pasa el tiempo, y nos damos cuenta de que no hay quien sostenga tantos funcionarios. Además, muchos de ellos no tienen trabajo que hacer, que no es lo mismo que no querer trabajar.
    Información con segundas.
    Así es la vida.
    BssVss

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